sábado, 11 de diciembre de 2010

El Payaso Verde

La ecología es el eco/producido por el estruendo/con que el capitalismo destruye el mundo.
De su validez y eficacia puede decirse/que mientras la destrucción capitalista/siga produciendo ganancias a los dueños del mundo/y sea más importante que la conservación ambiental,/la única posibilidad de ser importante/que tiene la ecología/es seguir siendo un negocio.

Roque Dalton
A estas alturas usted está acostumbrado (o debería de) a las caricaturizaciones de la prensa: los indios son humanos-infantes de taparrabo y penachos de interés exclusivamente ornitológico; la Gran Empresa Privada, conjunto de ricos bonachones que se reúnen periódicamente a jugar bridge y producir pulseras teletón; los ecologistas (cuanto más si se asocian al epíteto radical), entes apocalípticos que visten manta, con pretensiones muy serias de hacernos regresar a las cavernas. Lo grave (seamos piadosos, dispensemos a los periodistas) es cuando uno de los representantes más conspicuos del ecologismo salvadoreño resulta el hazmerreír de la entrevista de El Faro.

¿No usa utensilios desechables?
Si usted me invita a su casa y usted me da en un vasito desechable, lo acepto. Después, le digo a la gente: “¿Y por qué usa estas vainas?”

Se lo voy a agarrar, pero lo voy a criticar, ja, ja, ja.
De la forma más amable posible.

A ver, ¿qué otra cosa? Ocupa chanclas... ¡igual, eso es caucho sintético y viene del petróleo!
Usted, aunque trate, no puede dejar de alterar la naturaleza. El punto es alterarla lo menos posible.

¿Su carro es de gasolina normal?
De gasolina, sí.

¿No tiene un tanque especial con aceite de oliva reciclado, como hacen en algunas regiones de España?
No. Pero usted ve mi celular, por ejemplo, este celular es el más de batalla, porque no necesito un celular nuevo. Y me sirve bien. Tenía otro más de batalla, lo que pasa es que ya dio su vida.

Perdió la batalla.
Sí. En esto del consumo, usted debe tratar de consumir lo menos posible. Cosas como joyas, usted no necesita eso, ¿por qué?

¿Está casado?
Cómo no.

¡Dígale eso a su esposa!
Pero es que mire... eso es cuestión de uno, de rebelarse contra el sistema.

¡Ahora el sistema nos impone las joyas, pues!
El sistema nos impone las cosas esas, porque las mujeres quieren mostrar eso. El andar, por ejemplo, con esta camisa. ¿Por qué ando con esta camisa? Porque es la más barata, aunque esta me la regalaron. O sea, utilizar saco y corbata en un país como El Salvador debería ser...

Lo hubiéramos llevado a un restaurante carnívoro para probarlo.
A veces me da pena que he llegado a dar una charla a un hogar, y me pongo a hablar contra la carne y la gente tenía de cena hamburguesas. Me da pena. Y me la como, ¿me entiende? Si usted va a mi casa verá que no compro coca cola. ¡Nunca! Pero si voy a su casa y usted me da coca cola, me la tomo, por respeto a usted.

¿Qué consejos prácticos daría para alguien que va a cambiar radicalmente su vida, vistiendo camisas de manta y tomando solo jugos naturales?
Mire, pero las camisas de manta...

... Estoy bromeando.
No, pero las camisas de manta son frescas, son buenas, son agradables.

Momento en el cual el lector concluye que el ecologismo es un estilo de vida, híbrido verde (y completamente consumible) de lo chic y lo hippie. La conciencia tranquila se compra -feudalmente- en las viñetas marcadas Earth friendly, o 100% reciclado; cadenas de restaurantes veganos y ropa de hemp. Porque, así planteado, lo verde no es una posición política (cualidad que exige una vocación social, pública, colectiva), sino una posición ética (atributo personal, virtuosismo privado) o, peor, una etiqueta (un algo para lucir en las solapas; viñeta de ocasión; listón alusivo a las ballenas o marsupiales). Nos topamos con la risible situación de presentar "[seudo]soluciones individuales" para problemas que sobrepasan el campo de acción individual, que requieren de la participación del colectivo, de la sociedad: problemas políticos.* Pero un enfoque así es menos riesgoso, más salubre para la economía, y sus amos.

Y ya que andan en esto pueden leerse la entrevista a Paul Watson, fundador y ex-miembro de Greenpeace.

*Tampoco es posible, si nos queda alguna memoria histórica, evitar el paralelo con el giro hacia el hombre privado y el florecimiento de filosofías centradas en su conducta de hace 23 siglos, después del ocaso de la polis democrática griega, justamente constatado por Hegel (Lecciones sobre la filosofía de la historia).

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